La Hipnosis es un estado alterado de consciencia natural, por el que pasamos todos nosotros en algún momento del día.
Por ejemplo, mirando un fuego encendido, escuchando o viendo las olas del mar, escuchando el viento pasar entre los árboles en la montaña, sintiendo el calor de los rayos del sol, esperando en una cola, en el interior del ascensor, estamos experimentando un estado sutilmente distinto al estado de vigilia (despiertos).
Todos los días cuando estamos a punto de dormirnos, pero aún estamos despiertos, tal vez con el mando de la televisión en la mano y con los ojos cerrados (empezando a soñar), pasamos por ese estado especial. La hipnosis, es eso, pero amplificado, de manera que podemos acceder a nuestro inconsciente (procesos mentales inconscientes), y darle otras opciones de actuación, además de las que ya tiene.
En ningún momento la persona deja de estar pendiente de lo que ocurre. Simplemente, observa, cómo funciona su parte inconsciente, siempre de acuerdo con sus necesidades y respetando totalmente sus bases morales y su intimidad. Las personas tenemos una parte de nosotros, que contiene nuestro código moral, y nada ni nadie es capaz de hacernos infringir ninguna parte de ese código. Ante esa situación, la persona saldría automáticamente de ese estado (recordemos de que no se está durmiendo, sino todo lo contrario).
El trabajo se circunscribe sólo a los intereses que ha declarado la persona al empezar la sesión, respetando de esa manera su intención. Es de señalar, que no hay nadie, que después de haber realizado una sesión de hipnosis, no se encuentre más tranquilo y relajado, que antes de realizarla. A parte de los cambios que ya han empezado de manera inconsciente.
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