Existen diferentes versiones sobre los orígenes del Taichi Chuan, tanto del momento en el que surge, como de quién fue su creador. Algunas son leyendas y otras contienen elementos históricos contrastados.
Cuenta una de las leyendas más populares que el origen del Taichi Chuan se le atribuye al legendario Zhang San Feng. Este monje taoísta que nació a finales de la dinastía Song, en el siglo XIII, medía dos metros de altura, tenía los huesos de una grulla y el aspecto de un pino. Su cara era redonda como una luna, con cejas amables y ojos generosos. Sus bigotes tenían forma de arpón y usaba el mismo sombrero ancho de bambú invierno y verano. Llevando un vestido tejido con pelo de caballo podía recorrer mil millas en un día. En el año vigesimoséptimo del reinado Hung Wu, viajó a las montañas de Wudang, en Hubei, donde gustaba de comentar los clásicos y discutir de filosofía con las gentes de la localidad.
Un día, estando en su casa, pudo observar la pelea entre una grulla y una serpiente. Vio como una grulla planeaba por los cielos mirando hacia abajo. En el suelo, una serpiente se deslizaba lentamente. De repente, con un graznido el ave se abalanzó sobre la serpiente extendiendo sus alas y batiéndolas como un gran abanico. La serpiente evitó el ataque desplazando su cuerpo al tiempo que contratacaba con su cabeza moviéndola rápidamente. La grulla voló a lo alto frustrada y desconcertada. De nuevo bajó en picado golpeando con sus alas e intentando atrapar a la serpiente con sus garras, pero otra vez la serpiente se deslizó y se movió rápidamente enroscándose, evitando la embestida del ave.
Este combate fue para él como una revelación. La forma en cómo la serpiente esquivaba a la grulla, escurriéndose y dibujando círculos como el yin y el yang (símbolo más representativo del Taichi), y en cómo atacaba la grulla subiendo y bajando en el vuelo, le inspiró para crear un estilo de lucha que promueve el principio de lo blando venciendo a lo duro, que enfatiza la fuerza interna desviando o disolviendo las fuerzas opuestas sin intentar someterlas, que combina la flexibilidad y los movimientos curvilíneos como supremacía ante la fuerza y los movimientos rectilíneos.
La leyenda ha sido cuestionada, los monjes taoístas y representantes de las artes marciales contemporáneas en los montes Wudang sostienen que las artes marciales internas se han conservado, desarrollado y hecho tradición desde los tiempos de Zhang San Feng en los monasterios taoístas de los montes Wudang. Se comenta que rara vez habrían sido transmitidas a extraños. Esto continúa así, hasta que aparece en el siglo XV el monje viajero de Wudang, Wang Zong Yue, conocido por haber escrito el Tratado del Taichi Chuan, una recopilación de las enseñanzas orales trasmitidas por Zhang San Feng, al que se le atribuye la elaboración del Neijia y particularmente del Taichi Chuan. Dos discípulos de Wang Zongyue, Chen Tong Zhou y Jiang Fa, desarrollaron grandes contribuciones al desarrollo moderno del Taichi Chuan en la aldea de Chenjiaogou, provincia de Henan. Es en este lugar donde según registros históricos más fiables por la proximidad en el tiempo, hace 300 años, en el siglo XVII el Taichi Chuan actual empezó con la figura de Chen Wang Ting.
Hay muchas leyendas sobre el origen del Taichi Chuan, lo más probable es que no fuese un solo hombre el que desarrollara este sistema, sino que un conjunto de maestros de varias generaciones fueran desarrollando los diferentes sistemas y estilos. El Taichi Chuan ha ido transformándose de generación en generación y los distintos maestros han ido perfeccionando las técnicas y haciendo sus propias aportaciones a lo largo del tiempo. Fuese cual fuese el origen del Taichi Chuan, lo importante es que ha quedado un legado único, no solo un arte marcial, un sistema de lucha, o un método para la conservación de la salud, sino también una filosofía que se puede aplicar a todas las circunstancias y momentos de la vida.
Ana Castro. Directora y docente en el Centro Yu Shan.